Desde que Kamala Harris se convirtió en la candidata del partido Demócrata para las próximas Elecciones Presidenciales de Estados Unidos, ha despertado el entusiasmo entre sus seguidores y gran descontento entre sus opositores.
Tras la retirada de Joe Biden de la contienda y una intensa campaña de Donald Trump y los republicanos, Kamala Harris ha superado los obstáculos y ahora acapara los titulares como la posible primera presidenta de Estados Unidos.
A pesar de la gran experiencia del mandatario Donald Trump, el pasado martes Kamala Harris demostró que su marca personal no le tiene nada que envidiar a la del expresidente.
Harris se convirtió en el centro de atención de las redes sociales y sobre todo de la generación Z. Muchos expertos en comunicación política han anunciado que la demócrata podría vencer a Trump en las elecciones.

En el debate televisado el pasado martes, protagonizado por Donald Trump y Kamala Harris, sorprendentemente fue ella, y no él, quien brilló. A pesar de la fama de Trump como maestro de las frases marketeras y el marketing político, Harris se adueñó del escenario, ofreciendo una auténtica clase magistral de branding.

Al inicio del debate, la candidata demócrata mencionó la fijación de su oponente en los aranceles. Más adelante, al retomar el tema, no perdió la oportunidad de rebautizarlo como “impuesto sobre las ventas de Trump” (“Trump’s Sales Tax”). Esta frase se volvió viral rápidamente en redes sociales, demostrando la habilidad de Harris para crear lemas impactantes, al igual que su contrincante ha hecho en otras ocasiones.

Harris demostró ser mucho más efectiva que Trump al contestar las intervenciones de su rival. Mientras exponía sus puntos, el expresidente, visiblemente inquieto en ciertos momentos, prefería dirigir su atención a la cámara en lugar de hacer contacto visual con ella. Por su parte, Harris no perdió oportunidad de mirarlo directamente mientras hablaba, acompañando sus respuestas con una serie de sonrisas y gestos de sorpresa, que fácilmente podrían convertirse en “memes” en las redes sociales, un ámbito en el que la candidata demócrata ya ha mostrado gran destreza, especialmente con el apoyo de sus votantes: la Generación Z.

El debate comenzó con un saludo poco natural. El apretón de manos entre Trump y Harris resultó ser tenso y forzado, lo que no pasó desapercibido en las redes sociales. Rápidamente, la imagen se convirtió en un meme que capturaba la tensión política entre los candidatos, y la fotografía se volvió viral en minutos. Algunos incluso la interpretaron como un reflejo de un amor no correspondido entre ellos.
Hasta el momento no es posible determinar cuál de los dos candidatos se llevará la presidencia de los Estados Unidos, lo que sí es claro, es que Kamala se está robando el corazón de los más jóvenes. Mientras Trump opta por una retórica catastrofista que quedó en el pasado, Harris opta por una más cercana positiva y alegre, mostrándose a sí misma como el futuro del país norteamericano.
Esta es una muestra del poder del marketing y la importancia de reforzar la marca personal y así lograr conquistar corazones en cualquier área en la que nos queramos desenvolver. Algo que va más allá de una guerra de “frases impactantes” o “divertidas”, muestra el poder de una toda una robusta estrategia detrás de cualquier ponencia.